domingo, 23 de octubre de 2011

CAPÍTULO CATORCE.


-¿Entonces no me vas a decir dónde vamos?
-No, ya te lo he dicho, es una sorpresa, ¿recuerdas?
No pude ocultar mi cara de resignación.
Yo era extremadamente curiosa. No sé si él lo sabía o no, pero estaba empezando a pensar en que lo hacía para fastidiarme, pero solo un poco.
Decidí no pensar más en nada, porque cada minuto que pasaba cerca suya sin poderlo tocar me ponía enferma; así que empecé a divagar y empecé a observar el paisaje.
Podía ver grandes campos llenos de plantaciones de flores, valladas. Una casita muy mona cerca de allí, un adosado, pequeño y decorado con una variedad de flores cercanas. La casa debía de ser de los propietarios de las tierras.
Luego me fijé en los grandes pinedos, altos, imponentes y desafiantes. Como sus hojas se ondulaban a causa de la ligera brisa casi veraniega que soplaba. Si te fijabas bien podías incluso divisar pequeños ruscos, alguna ardilla juguetona en busca de una bellota y algún que otro nido de pájaros. Aquellos que poblaban los cielos y nos alegraban con su cantar.
-¿En que piensas, Inés?-me dijo, sacándome de mis ensoñaciones.
-Pienso… En que me gustaría ser libre y volar como a los pajarillos de ahí arriba y olvidarme de todo-le contesté yo, con total sinceridad.
-Mmm... Tomo nota-me dijo él, pensativo. Cuando me hablaba así, me daba miedo-. ¿Te importa si fumo aquí dentro?-preguntó, sacando un cigarro de su cajetilla.
-¿A mi? Al que debería preocuparte es a ti.
-¿Por qué lo dices?-preguntó, confuso.
-Por que eres tú el que te vas a perder cosas maravillosas solo con estar enganchado a un vicio que a la larga va a acabar matándote.
Entonces se quedó pensativo, mirando la carretera. Tenía el ceño fruncido, y no sé si era porque le pegaba el sol de cara o porque realmente le había hecho pensar.
Entonces, se relajó.
-Tienes toda la razón del mundo, Inés-dijo, apartándose el cigarrillo de la boca.
Un instante después pegó un frenazo brusco.
-Vale que tenga razón, ¿pero por eso tienes que dar ese frenazo?-dije yo, alterada.
Él se rió, muy fuerte.
-No, no es por eso, lo siento si te he asustado. Quédate dentro-me dijo, mientras abría la puerta del coche.
Él lo rodeó hasta situarse delante de mi puerta. La abrió y me tendió su mano.
-Señorita-dijo, esbozando una leve sonrisa.
Yo no pude hacer otra cosa que devolvérsela. Situé mi mano sobre la suya, no sin antes tener un leve escalofrío, y me ayudó a bajar del coche.
Entonces, me colocó un pañuelo en los ojos, así que yo no podía ver nada.
-Pero…
-Sh…-me susurró él al oído-. Es una sorpresa, ¿recuerdas?
Yo sonreí. Él me cogió la mano, y yo no hice otra cosa que seguirle.
No caminamos a penas nada. Oí como abría una puerta con llave. Chirrió la puerta, parecía una grande y vieja, muy vieja.
-Cuidado, escalón-me avisó Diego.
Parecía que habíamos entrado en un especie de patio de una casa de campo, pues hasta ahora el suelo que pisábamos era tierra, y ahora parecían baldosas.
Está bien, ya casi hemos llegado. Un pasito a la izquierda… Así, perfecta. ¿Estás lista?
-Estoy lista-dije yo, divertida.
Diego me quitó la venda de los ojos, y pude ver donde estábamos, aunque no tenia ni idea de dónde era, solo sé que no iba desencaminada diciendo que habíamos entrado en una casa y también sabía que era preciosa.
Estábamos en un patio, sobre un sendero de baldosas de piedra y se alzaba ante nosotros una casa grande, imponente.
-¿Dónde estamos, Diego?-conseguí susurrar, cohibida.
-Estamos en la casa donde me crié-me dijo, en un tono amargo.
-¿Aquí vivías tú?-sonaba estúpido preguntarlo cuando me lo acababa de decir, pero esa casa era enorme, como la casa de un marqués o alguien perteneciente a la nobleza.
-Sí-me dijo, esbozando una sonrisa amarga-. Ven-dijo, cogiéndome la mano.
Empezó a correr hacia un lado opuesto de la casa hasta que llegamos a una especie de caseta de plástico enorme.
-¿Qué es esto?-pregunté, curiosa.
-Es un invernadero especial, ven, vamos a entrar-dijo, sonriente, aún cogido de mi mano.
Cuando entramos me quedé sorprendida. Si desde fuera parecía enorme, desde dentro aún lo era más. Estaba lleno de flores de todos los tamaños y colores por todas partes, pero lo que más te llamaba la atención era un árbol que había al final del pasillo que formaba el invernadero.
Era un roble –lo sabía porque mi abuelo era muy aficionado a todo vegetal, y al final, algo se te pega- enorme, y parecía como si te atrajese hacia si.
Yo me solté de la mano de Diego y fui hacia él, como hipnotizada. El roble estaba fuera del invernadero, y a medida que te ibas acercando a él ibas observando una peculiaridad: tenía algo colgado de sus ramas. Parecían como unas tarjetas pequeñas. Me recordó al árbol de Navidad que ponía mi madre todos los años con la ayuda de mi hermana.
Me quedé observando el árbol cuando noté que alguien me cogía de la cintura y me abrazaba. Me había olvidado completamente de él.
-Precioso, ¿verdad?-murmuró- Este árbol era un pequeño secreto de mi madre y mío. ¿Quieres que te cuente la historia?
-Por favor.
-Entonces será mejor que te sientes, esto va para largo.
Yo obedecí y no tardé ni un segundo en sentarme. Había algo en la expresión de Diego que no me gustaba nada.
-Hace un tiempo, en esta casa vivíamos mi padre, mi madre y yo. A mi madre le encantaba pasar tiempo aquí, con sus plantas. Sus segundos hijos, decía ella. Un día me propuso un juego. Me propuso que cada mes que pasara, vendríamos ella y yo a este mismo lugar y colgar nuestros deseos en este árbol. Es un árbol mágico, Diego, me decía ella. Si le escribes cuáles son tus deseos, se los cuelgas en una de sus ramas y los deseas muy fuerte, al final se cumplirán.
» Un año después, un año exacto, mi madre murió en un accidente de coche, pero yo nunca he dejado de venir. He venido todas las semanas a cuidarle las plantas a mi madre, y cada mes venia y colgaba un deseo al árbol, solo.
Se me escaparon unas lágrimas. Lo sentía mucho, sentía que su madre hubiera muerto y que hubiera estado solo tanto tiempo, así que le abracé, muy fuerte.
-Oh vamos pequeña, no llores, por favor. Que hoy no es un día de lamentaciones. Hoy hace un mes, vine a colgar mi deseo, y ahora toca colgar otro.
Él se separó de mí, y me besó suavemente en la frente.
-Ahora mismo vuelvo, ¿vale?
Yo asentí con la cabeza.
Al cabo de unos pocos minutos Diego volvió con dos cordeles, dos papeles y un bolígrafo en mano. Me tendió un papel y el boli un instante después de sentarse a mi lado.
-Ahora nos toca pedir otro deseo-me dijo, sonriente.
Aún no lo entendía. No entendía como le podía querer tanto. No entendía como podía ser tan perfecto.
Mientras yo pensaba mi deseo, él continuó su historia.
-Lo mejor de todo esto, si se le puede sacar algo bueno, es mi padre, Asier. Él quería con locura a mi madre, vivía para ella, y la verdad yo nunca había tenido mucha relación con él porque no es que le gustaran mucho los niños, pero es un hombre genial que me ha estado aguantando muchísimos años, y eso no tiene precio.
-Quieres mucho a tu padre, ¿verdad?
-Muchísimo, es un tipo genial.
-Yo ya tengo mi deseo.
-¿Enserio? A ver…
-¡No, no! ¡Que si cuentas los deseos, luego no se cumplen!-dije, divertida.
-Venga Inés… ¡Déjamelo ver solo un poco!-siguió, remolón.
-No, si es que no, es que no.
-¿Entonces no me lo dejas? Está bien, pero te vas a arrepentir de eso-me dijo.
Acto seguido se abalanzó sobre mi, y empezó a hacerme cosquillas morderme leve.
-Si te cuento mi secreto, tú deberás contarme el tuyo-murmuré.
Entonces, él se quitó de encima mía y se sentó a mi lado, ayudándome a incorporarme.
-¿Los colgamos?-me preguntó.Yo asentí con la cabeza y colgamos nuestros deseos en la rama del árbol más cercana a mí.
Luego, nos fuimos a casa, se hacía tarde.
Cuando entramos al coche, yo me quedé mirando ese árbol tan grande y majestuoso, pensando que podía desear Diego.
Poco tiempo después, me di cuenta de que nuestros deseos eran los mismos.

2 comentarios:

  1. Me vas a dejar asi? Jooo que deseo?novia, te odio jaja

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  2. Releído por tercera vez unos meses después. Y me he vuelto a emocionar. Gracias por ponerle mi nombre a un personaje tan especial. (o por ponerle el nombre de alguien tan especial a un personaje xD)

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