lunes, 27 de junio de 2011

CAPÍTULO UNO.

Uf, menos mal, al fin se acaba la tortura del día de instituto. Creo que hoy ha sido el peor de todos los días, y eso que llevamos más de medio curso empezado.
A primera hora, eso parecía una fiesta cada vez que el profesor se daba la vuelta; los alumnos tiraban avioncitos de papel (y alguno por poco no le daba en el cogote del maestro), haciéndole la burla e incluso contestándole. Yo si hubiera sido él, les hubiese dado dos hostias bien dadas.
A segunda hora, la de matemáticas nos ha puesto un examen sorpresa y claro, como no le puedes reprochar nada porque se pone como una furia, nos hemos tenido que callar.
Luego, clase de historia; la profesora nos tiene manía y a la mínima que hablamos, nos pone montones de ejercicios para hacer y que encima los tenemos que corregir en los pocos minutos que nos queden, aunque eso casi nunca pasa.
Después, la supuesta hora que tenemos para descansar, bajar al patio y desairarnos, nos hemos tenido que quedar en clase ya que llovía, aunque no ha estado mal del todo porque mi compañero de pupitre, Erik, es mi amor platónico desde hace un par de años, vamos que estoy coladita y he aprovechado para hablar con él y pasármelo en grande. El único pero es que tiene novia, y es una persona repelente comparado con lo mono, simpático, inteligente y gracioso que es Erik.
A la hora de inglés, la estúpida de la profesora por poco no me pone una falta solo por defender a un amigo y protestar, cosa rarísima en mí. No me ha puesto una falta, pero me ha castigado a quedarme con ella hasta las tres y media. Las clases siguientes no es que hayan sido muy malas, aunque tenía tal mosqueo que todo me parecía mal.
Hacía escasos segundos que había sobrepasado el umbral de mi instituto cuando abro el paraguas, enciendo el móvil, me pongo los cascos y empieza a sonar Blanco y negro de Malú. Y bailando al son de la música y con paraguas en mano, voy hacia mi casa.
Empieza a llover más fuerte y el aire empieza a soplar con más velocidad, haciendo que se dibujara pequeñas gotitas en mi chaqueta. Me apeo al borde de la acera, esperando a que pasaran los coches para cruzar la calle cuando pasa uno sin que me diera tiempo a apartarme y me chopa entera.
-¡Pero serás…! ¡¿No sabes controlar la velocidad?!
-Te ha dejado hecha una sopa, ¿verdad?-esa voz… Esas risas sofocadas… No había duda-¡Aquí arriba, “compi”!
Levanté la vista y allí estaba él, desafiante, fumándose un cigarro, asomándose por la ventana, con su camiseta negra de “Los Ronaldos” ajustada que dejaba a la imaginación esos músculos perfectos y esa sonrisa pícara que me volvía loca.
-Te parecerá bonito reírte de alguien indefenso desde ahí arriba, no?
-Jajaja. Anda, sube y ponte ropa seca de mi hermana.

2 comentarios:

  1. No sé, no es por darme aires, he leído muchos libros y este esta lejos de poder ser publicado, se te nota un poco que eres joven, pones a los profesores como ogros jajajaja, esta bien, yo creo que con un poco de práctica, de seguir leyendo y que en un tiempo te lo lees entero y lo retoques, tiene buena pinta, me ha gustado bastante, espero tu respuesta y el segundo capítulo con muchas ganas. Te daría mi blog para que sigamos en contacto, pero está privado;$.
    Suerte y un beso muy fuerte.♥

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  2. Hola Andrea!
    Lo siento por tardar tantisimo en responder, pero esque me ha costado horrores saber como manejar esto...
    La verdad, mi intención no es publicarlo, si no plasmar mis ideas sobre un blog, sin más :)
    Me alegra que te guste.
    Otro beso enorme :)

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